martes, 26 de agosto de 2008

letting you go*

Después de tanto tiempo corriendo tras de él, ella por fin se decidió a dejarlo ir. Era hora de dejar todo atrás, seguir adelante, avanzar. Pero no sería fácil, había estado tantos meses anhelando su amor que era raro no hacerlo ya, uno se acostumbra y los viejos hábitos, como dicen, son difíciles de remover. Pero no le quedaba de otra, no iba a seguir llorando y rogándole a alguien que no mostraba interés en ella más que cuando le convenía… tenía nuevas personalidades en las cuales fijarse, nuevos retos, nuevas personas a quien analizar y si el destino lo formaba… alguien con quien tener una relación que fuera duradera, y sobre todo con un ser que no la hiciera correr tras él como perrito faldero.
Era el momento perfecto para empezar de nuevo, y dejarlo atrás, a un lado del camino y comenzar por fin a mirar de frente, y sonreír. Por alguna razón pasaban las cosas, ¿no? Igual y por fin a ella le sonreía el amor, después de tantos fracasos y tantas ilusiones rotas, igual y alguien estaba destinado a enmendarle el corazón, hacerla creer de nuevo en la magia… tenía su triste pasado caminando siempre a su lado, pesando a veces más de lo necesario, dejándole caer una y otra vez en los mismos errores, que muchas cosas habían perdido brillo.

Ella dejaba atrás una etapa de su vida, y si la persona de quien se había declarado enamorada en ese entonces estaba en ella, pues con la pena del mundo iba a dejarlo atrás, que el tiempo borrara todo… y lo único que él será es un buen amigo, con quien reír y jugar, pero con quien ya no se atrevería a soñar.

Era libre.

Quería ser libre.

Libre con alguien más.